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Una mirada política y conceptual hacia lo que está pasando ahora en Bolivia


El mito fundacional de la resistencia a la dominación colonial renació con la avanzada alteña fundida con las demandas históricas de los pueblos del altiplano. Los terratenientes Cambas reinauguran la posición de criollos abastados en duda cuanto a la independencia.



Gran Porto Alegre,23 dediciembre de 2007 – boletín No. 04, 2a fase

Abordaje latinoamericana

En este último boletín del año, antes mismo de empezar una nueva fase, más periódica, nos llama la atención una mirada hacia lo que pasa en Bolivia. Confieso, hacer análisis de Venezuela resulta más sencillo, visto que la masa chola es más cercana en su simbólico a lo que son los varios países llamados de Brasil.

Bueno, dicho eso, comienzo el debate con los lectores del medio virtual. La idea que tenía era hablar de Bolivia sin meterme en temas de justificativa histórica. Curiosa afirmación cuando viene de alguien entusiasta y adepto de la matriz histórico-estructural. Es un problema de fondo analítico. Entiendo que el accionar político desde lo popular en nuestro Continente pasa por la idea antiimperialista y anticolonial. Los efectos de ese pasado blanco que en carabelas llegó es algo nefasto. Y lo es.

Porque en el antiguo Virreinato del Alto Perú, origen de buena parte de la fortuna acumulada para la industrialización inglesa, después que las naves de Francis Drake derrocaron a la Invencible Armada (no tan invencible así), es un foco de disputa y afirmación de una posibilidad multiétnica desde hace mucho. No lo fue en la Revolución Minera de 1952 y tampoco en las resistencias democráticas de los ’70 y ’80. La narco-república de Banzer generó el derrumbe del sistema político surgido con el MNR en los tiempos del amo y señor Patiño.

E neoliberalismo allá creó las condiciones de una matriz política que hace mucho se veía llegar, o sea, retornar, en nuestros pagos. La idea política republicana sumada al ajuste de una línea de tiempo oriunda de Tupac Catarí y Tupac Amaru. Explico. La sociedad boliviana, extremamente organizada, superó el sistema político oligárquico y sus enlaces tanto con el narcotráfico oficial – promovido por sectores “duros” del Ejército – como con los nunca atingidos empresarios cruceños. Santa Cruz y las provincias aliadas eran intocadas hasta el ascenso de marcha campesina cocalera (en zona rural) y la organización urbana y suburbana en La Paz y El Alto, así como la zona de Cochabamba.

Las enseñanzas de la Guerra del Agua y la del Gas, ambas victoriosas, apuntalaron que solamente una nueva consolidación del poder de abajo sería garantía mínima de una cierta institucionalización de las propuestas. En Ecuador, la CONAIE ha pasado por episodios parecidos cuando protagonizó el derrumbe de tres presidentes neoliberales, dos de ellos llevados al escrache por el incansable Domingo Cavallo (Jamil Mauhad y Abadalá Bucaram) y uno como típico milico traidor (Lucio Gutierrez). Concretizar un proyecto de país sin pasar por una etapa de guerra civil, que puede llegar a un empate militar. Empates como el colombiano pueden redundar en una no salida, tanto para la democracia de tipo neoinstitucional como para el aumento de la participación popular.

Pasando por este último concepto, lo que si nota en Bolivia es que la idea de pueblo y clase es distinta. Menos mal que así lo sea. Tanto lo es que la oligarquía cruceña si vale del mestizaje con guaraníes para afirmar su identidad distinta. Pasó algo semejante con el Canadá francés, que afirmaba ser méti antes que franco-canadiense. La diferencia es que ahora la cosa marcha para una guerra en serio. Una conmoción nacional e internacional, llevando una juventud cruceña a las últimas consecuencias, movidos por ambiciones políticas localistas con un trasfondo ideológico re serio.

Tanto la idea de una republica unitaria como el formato confederal no se valen por la formula en si. O sea, tenemos propuestas federalistas como las de Madison y otros políticos estadounidenses, que en general querían una poliarquía limitada a través de un colegio electoral. Como, hasta ahora funciona en el los EEUU. La otra idea federal, es de equilibrio desde abajo, cuya legitimidad surge en la Gesta Artiguista, epopeya latinoamericana de las dos primeras décadas del siglo XIX. Es la primera fórmula la aplicada por la Media Luna Camba.

Evo Morales y Álvaro García Linera lo saben mejor que nadie que las estructuras sociales no los van a perdonar un retroceso en la interna del país. Capaz que en política externa sea más tolerable, como en la Cumbre del MERCOSUR o en el lío con empresas brasileñas adjuntas a la Petrobrás – y que de hecho operan como transnacionales. Pero, en la lucha nacional, entre el proyecto andino-amazónico y una reproducción de capitalismo periférico muy desarrollado establecido desde Santa Cruz y los departamentos vecinos, ahí no. O sea, o el MAS y sus dirigentes promueven la Constitución, o otras fuerzas van a tomar el frente.

Surge ahí el escenario complejo, donde van a jugar un papel fundamental las FFAA, el ejército más que nadie. Las lealtades si van a poner a prueba, como las pocas y empobrecidas fuerzas de seguridad provinciales. Si la situación de inseguridad interna camine hacia un punto de accionar de para policiales, matones y tema afines, el ambiente político puede tornarse inaceptable. O sea, el momento de definición es ahora, cuando la Media Luna decreta la autonomía. Si no paga impuestos y abre canales para comercialización sin pasar por la aduana del gobierno nacional, está creada una situación de hecho.

La navidad boliviana apunta hacia un año fundamental e inolvidable. La cancha está abierta para todo.

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