La Encrucijada
En este boletín, vamos poner atención exclusiva a respecto de las posibilidades en Venezuela. Antes que nada, cabe aclarar que no si trata, no de esta vez, de un análisis coyuntural. Es cierto que la postura última de la derecha juvenil en tierras de Bolívar apunta a una supuesta crisis de estabilidad en el país. Es aún más cierto que la crisis esta es una reacción a la posibilidad de victoria, muy segura, en la reforma constitucional y electoral.
Pero, abordar solamente reglas y mecanismos sería un acortamiento de los conceptos en debate. Dejemos la estupidez colonizada a los neoinstitucionalistas de siempre. El eje propuesto acá es otro. Las limitaciones del poder de Estado en la promoción de cambios y todo el panorama político chavizta es el punto. En esta temática localizo a tres ejes de debate:
1) Una enorme succión de las energías e identidades políticas canalizadas por la fundación del PSUV. El riesgo es concreto. ¿Bajo una estructura que no es partido político de cuadros y que canaliza enormes contingentes militantes, como si va a dar el debate político y la democracia interna? Otro tema que es lío seguro es a respecto de los aliados como el PCV. ¡Junto al gobierno, chico pero sólido, los comunistas históricos de aquel país contestan la posición de tendencia al partido único! Las ironías de la historia te hacen reír años después, no es cierto?
2) La llamada burocracia de Estado, ocupando y copando a rangos intermediarios en la jerarquía de un gobierno rico y caótico por su propia naturaleza. Difícilmente una camada así va a dejar de estar en los puestos claves. Seguro que va a intentar frenar cualquier debate de Poder Popular como sustitución progresiva del poder estatal. Ahí vive el peligro del proceso en sí mismo. Todo tiene a la figura de Chávez como juez y baliza del discurso general, en nombre del comandante, más chavizta o más bolivariana según el posicionamiento de quién emite el enunciado. La autonomía de las instituciones sociales de base, el movimiento popular y los niveles de economía cooperativista hoy son relativos al grado de intermediación que proviene del subsidio estatal. Ojo que el blanco no es el subsidio en si mismo pero el control de burócratas profesionales – o peor – queriendo profesionalizarse en esta función.
3) El tercer eje del debate es la figura central de Hugo Rafael Chávez Frías. Mientras sea una figura de consolidación del proceso, en la punta de algo que ganó otra envergadura después del contragolpe de abril de 2002, el teniente-coronel paracaidista no será blanco de nadie que no sea escuálido o gringo. Al que parece, hay problemas muy cercanos: con el impulso desde abajo para la construcción del PSUV; la relación de dupla lealtad de ciertos oficiales con altos rangos y mucho prestigio entre los castrenses; sumada a la propia soledad y aislamiento del poder; nunca dejando de llevar en cuenta que la soberbia política es un error clásico. Las potestades que emanan del balcón de Miraflores, hablando directamente al corazón del pueblo, pueden ser la semilla de la ceguera amplia, general e irrestricta.
Con estos tres factores para el debate, resalto tres posibilidades muy concretas. La primera, es que con todas las controversias que tiene el PCUV, en algo este partido tiene razón. El régimen político puede y debe ser de democracia participativa, directa y plebiscitaria. Pero, esto no impide el multipartidismo de organizaciones que estén a favor de las bases económicas del mismo. En términos comparativos, el PSUV puede ser una gran herramienta política pero tiende a ser algo más como bombo de reflejo de los gritos del pueblo que necesariamente un espacio decisorio. Otro bombo más, tocado por muchachos guapos y valientes del país austral redundó en la nada. Por eso que el peronismo de izquierda tuvo que crear sus formaciones especiales, llevando-los a dejar el Justicialismo, que de PARTIDO tenía el nombre y nada más.
El otro tema, este permanente y duro de la burocracia y la politiquería, pasa por la salida colectiva e institucional. Algún mecanismo económico de canje y cambios en espécimen necesita empezar y luego. La otra punta es que el Poder Popular pasa por control directo del presupuesto estatal, dejando es Estado mismo de ser el regulador de dicha función.
Por fin, Chávez, si es un tipo atento a lo que pasa a su alrededor, debería buscar una nueva institucionalidad más allá de los poderes ejecutivos. Como dice una llamada del sitio de Internet de la Asociación Nacional de Medios Libres Comunitarios y Alternativos (Anmcla): Chávez comandante, Pueblo gobernante! Pero, la idea de participación popular y directa necesita la superación de la figura unitaria y compleja – como todo ser humano – del caudillo. Perciban que no me refiero necesariamente a Hugo Frías como impedidor del proceso en si mismo. Más allá de locura, tal afirmación sería calumniosa; y para calumnias contra el pueblo venezolano ya basta lo que hacen los medios gringamente referenciados. Lo que digo es que la figura del padre del proceso tiene que ser diluida entre varios, y de preferencia no de hombres o mujeres, sino de instituciones sociales de participación masiva y con democracia interna.
La parte positiva es que estas instituciones y un movimiento popular de avanzada ya están vivas e y “!en la lleca!”. La parte complicada es la salida colectiva que estos grupos pueden generar si y caso todos adentren al PSUV y tengan que reproducir las peleas intestinas entre pueblo organizado y burocracia desde posiciones internas del “partido”.
Queda en abierto el debate ese. El boletín y este sitio tienen el mayor interés en discutir desde el punto del análisis estratégico de la izquierda latinoamericana, yendo a las posibilidades reales de desarrollo de otra forma de vida en sociedad.