La estética es constitutiva de la política. Sí lo es. ¡Es cuando la abogada pingüina ni de lejos si acerca a la Eva de los pobres y no es superior a ella! Pobre comparación de pobres comparativistas.
La victoria de Cristina Kirchner abre espacio para críticas, comentarios, pos-analistas y expertos en relaciones internacionales a enunciar el efecto de las mujeres en la política del continente. Un “genio” habla de la increíble victoria de la Dra. Bachelet en Chile, superando “al machismo” del país sureño. Otro, compara la reina santacruceña con la senadora Hillary Clinton. Cosas típicas del absurdo no politizado de las “impresiones superficiales” derivadas de un análisis que insiste en aislar la idea de estructura sobre la coyuntura.
La canalización del comentario estético es una redundancia de no-política. La abogada recibida en la UNLP, junto a su marido, si tanto, pasó a lo largo de la tormenta de los ’70 en tierras argentinas. Eso es un factor no abordado. El otro, la gran capacidad de empeño empresarial que el casal consiguió en una especie de auto-exilio en la provincia patagónica. Desde los glaciares, hicieron guita, y mucha. Seguro estoy que este tipo de Nota va a llevar a unos desubicados a sellar al autor como gorila pos-menemista. Falsa polémica de un cerco de glamurización en pro de la continuidad política.
Si de hecho la gestión del pingüino fue distinta de las demás anteriores, lo que hay que ver es el impacto de una candidata que camina como una reina en el medio de camadas sociales cuyo padrón organizativo pasó necesariamente por el apoyo y conflicto simultáneo contra el gobierno nacional argentino. La reina de los pingüinos viene para operar sobre un acuerdo general de un sistema político que si fue. No hay oposición política porque no hay donde canalizar a ella, ni por derecha ni por izquierda. Capaz que con la vuelta de la mafia menemista, a través de la victoria de Macri en Capital la cosa cambie un poco. Pero nadie va a pagar el precio re alto como lo pagó Eduardo Duhalde, amo y señor de la Provincia Bonaerense, organizador de la joda en la otra punta, operando con la pata derecha con la Bonaerense del gatillo fácil de siempre, y por izquierda con las voluntariosas manzaneras.
Con K hoy la gente grita que los barrios están de pié y no hay un “especialista” de los grandes medios hablando con cabeza yankee para comprender que esto implica en el desacomodo de todo el sector piquetero. Las raíces de la victoria en diciembre 2001 no tienen significado para el hablar de un analista que no analiza un pomo. Sin problemas, llamemos a los estilistas y cambiemos la POLÍTICA por los zapatos y las bolsas Louis Vuitton.
La madame con K es la seducción de los votantes sin muchas ganas de ir a votar y de los bolaceros de siempre hablando de nosotros con una mirada lejos de nosotros mismos.